El nuevo
disco de Gerald "Chipi" Chacón es un testimonio a la constancia, a la
lucha por hacer más y mejor música y al talento. El trompetista venezolano, de
familia musical incuestionable, e integrante de El Sistema de Orquestas lanzó
Melodies for the Soul y ofreció un concierto en Caracas para presentarlo. Ambas
cosas fueron un lujo.
El álbum
contiene 10 temas en clave jazz, con estándares internacionales, como "I
Remember Clifford" de Benny Golson, y piezas hechas en casa, literalmente,
como "Yrina" del propio Chipi o "Solecitos" y
"Nocturna" de Gerardo Chacón, su padre. También está la recordada
"Over The Rainbow", así como un tributo a John Lennon y George
Harrison con personalidad propia.
El trabajo
está dedicado a José Antonio Abreu a quien Chacón considera como un padre y un
guía musical. Fue en El Sistema donde se formó, donde se especializó, donde se
construyó como ejecutante de primera línea y con el cual ha logrado viajar a 50
países a presentarse junto a la Orquesta Simón Bolívar de la que forma parte.
Además,
cuenta como invitado especial a Bob Mintzer, un saxofonista de lujo que vive en
Estados Unidos y es una eminencia del jazz global. El músico graba en contadas
ocasiones y en contados proyectos, pero Chipi o convenció con su música y
participa en dos piezas.
Hasta aquí
todo suena bonito, tanto como las canciones. La nota discordante la pone el
entorno al momento de hacer este álbum.
Chipi
Chacón está patrocinado por Schagerl, la marca de trompetas europea que produce
unos instrumentos con formas particulares. Además, el disco tiene atrás
tatuadas las marcas de otras empresas de instrumentos musicales, como Yamaha o
Vic Firth, gracias a la participación de Eric Chacón en la flauta y Andrés
Briceño en la batería. Pero el asunto es que el disco se hizo a pesar del poco
apoyo venezolano. De hecho, está fabricado en Colombia.
En el
concierto de presentación del trabajo, los agradecimientos no incluyeron
empresas venezolanas, por ejemplo. Algo que el propio Chacón apuntó desde la
tarima También comentó y festejó los 40 años de El Sistema, "no 20 sino
40, ojo", y lamentó que Bob Mintzer no pudiera tocar en Caracas
"porque aquí no hay pasaje para ningún lado". También dio cuenta de
cómo "cada vez es más difícil hacer música porque los músicos se van, todo
el mundo se va".
Es una
realidad. Pretender desde el Estado que El Sistema, que es una herencia y no
una creación, se mantenga como una isla dentro de un país en el atolladero es
absurdo. Especialmente si la visión de la cultura es tan limitada desde el poder.
Un ejemplo
es el concierto de Edward Ramírez, "Los distraídos", que será el 19
de junio en el Teatro Chacao junto a Luis Julio Toro, Eddy Marcano, Rafael
Pino, Aquiles Báez y Jhoabeat. Nadie puede negar el impulso folklorista de
Edward, integrante de C4Trío, quien consiguió pauta de entrevista en TVes que
finalmente no se dio porque la productora le escribió: "lo único es que no
me dejan que digamos que es en el Teatro Chacao, no dejan que nombremos la
palabra Chacao jaja sólo eso. Lo demás todo lo que quieras decir".
Es decir,
en TVes -una estación de televisión pública- se oculta trabajo cultural porque
es en un municipio "opositor". ¿Y qué tiene que ver dónde queda el
lugar con la música que se hace? Peor, ocultar la palabra Chacao es la negación
misma no solo de nuestra estructura urbana sino de una historia indígena que
está allí. Asumimos que "Baruta" también está prohibido, y así.
Más
lamentable aún es que el equipo de ese programa no solo normalice y banalice el
asunto con un "jaja" sino que se crea viable invitar a un artista
para que promocione un concierto sin decir dónde será. Luego se llenan la boca
con el "apoyando al talento nacional" y otras yerbas. Pura paja seca.