"Música paga, no suena", dice el refrán. Pero en el negocio discográfico la cosa es al contrario. Sin guita no hay canción, por más que las intenciones del autor sea contar y cantar sus historias. Producir un disco puede ser muy costoso, y en Venezuela mucho más vista la hecatombe económica que nos caracteriza en medio del socialismo del siglo 21. Pero los músicos siguen haciendo lo suyo: el problema es hacerlo público.
Hacer un disco es una inversión millonaria. Hay que pagar estudios, productor, equipos, horas de trabajo, músicos se sesión, mezcla y master, y ediciones en físico (si hay) y publicación digital. Todo ello sin que el protagonista del álbum gane un centavo. En teoría, su beneficio vendrá después con las ventas o, al menos, con los conciertos. Por eso no son pocos los venezolanos que han optado por, literalmente, pasar la gorra para tratar de reunir dinero.
Octavio Suñé fue uno de los primeros. A finales de 2013 comenzó un proyecto decrowdfunding para producir su nuevo disco. Entonces, detalló en qué usaría los 5 mil dólares que buscaba recaudar. A quienes se anotaron ofreció recompensas. Pero al cierre del tiempo estipulado, consiguió 1.272 dólares, muy lejos de la meta.
Octavio Suñé fue uno de los primeros. A finales de 2013 comenzó un proyecto decrowdfunding para producir su nuevo disco. Entonces, detalló en qué usaría los 5 mil dólares que buscaba recaudar. A quienes se anotaron ofreció recompensas. Pero al cierre del tiempo estipulado, consiguió 1.272 dólares, muy lejos de la meta.
La agrupación Del Pez, banda ganadora del Festival Nuevas Bandas 2013, inició en julio pasado una campaña de recolección de fondos para culminar los trabajos de mezcla y master de su primer álbum debut, cuyas 11 canciones ya fueron grabadas, pero la gasolina no les alcanzó. En este caso, usando la plataforma Patrocinarte.net, piden 350 mil bolívares. Quedando 14 días para el cierre del proceso llevan apenas 28.500 (el 8%). Aún hay tiempo para ayudarlos en http://patrocinarte.net/project/primeralbum-de-del-pez.
Lo propio hace Gaélica: piden 1.500 dólares a "los amigos y familiares que estén afuera y tengan acceso a las divisas de manera legal", según nos comenta Gabriel Figueira, miembro fundador de la agrupación que fusiona la música celta con 14 años de trabajo. "Hemos creado un sistema de donaciones para la realización específica de los CDs de nuestro nuevo álbum para poder publicarlo en físico y traerlo a Venezuela para poder venderlo a precios razonables", agrega. Cada copia cuesta 1 dólar americano y buscan producir un primer tiraje de 1.000 copias del álbum que ya está casi listo, y hasta con dos sencillos en la calle: "Brújula" y "Buen día". En 26 días que lleva la colecta, sobrepasaron la meta y han levantado 1.790 dólares, incluyendo los aportes de familiares y varios panas. Se puede aportar aún más enhttps://www.gofundme.com/gaelica.
Liana Malva, una cantante que creció en El Paují, en Bolívar, también pide dinero para terminar su álbum debut de canciones propias. Habiendo grabado con Canserbero y otros artistas, dedica sus líricas y melodías al pop, y presentó su proyecto decrowdfunding con un video donde, literalmente, canta lo que quiere hacer. Su meta es más ambiciosa: 15 mil dólares para lanzar su carrera, desde la producción del disco, incluyendo compra de instrumentos musicales, hasta la grabación de un primer videoclip y la organización de una gira de conciertos. Puedes ver el video y apoyarla enhttps://www.indiegogo.com/projects/lianamalva-s-project.
Conversando con Boston Rex, vocalista de Tomates Fritos, nos comenta que mientras terminan su nuevo disco que saldrá en algunos meses, han pensado en levantar un crowdfunding pero para financiar giras de conciertos gratuitos. Una suerte de tour prepagado.
En la escena internacional también se ha usado. Marillion fue pionera en el asunto: en 1996 lograron recaudar 60 mil dólares para financiar un tour por Estados Unidos al año siguiente y luego el disco Anoraknophobia (2001), que hicieron gracias a precompras por correo electrónico que financiaron las primeras 12 mil copias. El modelo lo aplicaron con las siguientes publicaciones. Otro caso de éxito fue el de Amanda Palmer, quien pidió dinero para producir su álbum debut. Su meta de 100 mil dólares se quedó pequeña ante el 1,2 millones que recaudó para entregar Theater is evil (2012), convirtiéndola en la "reina de Kickstarter".
Hoy en día, esa manera de hacer música se ha convertido en cotidiana, y miles de músicos de allá y de acullá optan por ella. Financiamiento en tiempos de escasez.